Su textura es sedosa, de complejidad media alta, con aromas que nos remontan a una brisa de lluvia que trae consigo la frescura del eucalipto y tierra mojada. En el paladar su ahumado se percibe cálido con un buen balance. Predominan las notas a hierbas frescas, cítricas, ligeramente terrosas, con un final dulce a frutos de árbol y plátano.