Un clásico que se distingue por la nitidez de sus sabores. Nos presenta un ahumado de agradable balance, con notas de agave maduro, aromas y sabores herbáceos que evocan a un delicioso té, con un final ligeramente dulce.
El maguey espadín requiere 8 años de maduración. Las piñas son cocidas en horno cónico de tierra cubierto con piedras calientes. La molienda se hace en una tahona chilena tirada a caballo. Se destila dos veces en alambique de cobre.