De complejidad media alta, nos regala una sensación exótica y trópical. Su ahumado es cálido y reconfortante, con aromas que nos recuerdan a cáscaras mandarina, naranja y guayaba. Al gusto es cítrico con un toque herbal, mineral.
La variedad silvestre Tobalá requiere de 12 a 15 años de maduración. Las piñas son cocidas en horno cónico de tierra cubierto con piedras calientes. La molienda se hace en una tahona chilena tirada a caballo. Se destila dos veces en alambique de cobre.